Miércoles 21 de Septiembre
"Las Caras del Alzheimer”
El Día Mundial del Alzheimer comenzó a celebrarse hace 16 años, el 21 de septiembre de 1994, fecha seleccionada por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Internacional de Alzheimer, en homenaje al Dr. Alois Alzheimer quien describió por primera vez la enfermedad en el año 1906 y que más tarde llevaría su nombre. El propósito de esta conmemoración es dar a conocer la enfermedad y difundir información al respecto, solicitando el apoyo y la solidaridad de la población en general, de instituciones y de organismos oficiales. Más de cien años después todavía se está luchando contra el estigma asociado a la demencia y se siguen organizando campañas para conseguir mejores servicios y tratamientos para las personas con la enfermedad de Alzheimer, así como para sus cuidadores.
Todos los años se elije un lema distinto de interés relacionado con la enfermedad, este año 2010 el slogan es "Las Caras del Alzheimer / Faces of Alzheimer”. Con tantas personas afectadas, el Alzheimer es y será parte de la vida de la gente. No puede ser ya un problema escondido, rodeado de ignorancia y estigma. Trabajando juntos debemos hacer de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias un problema prioritario de salud.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central que puede durar aproximadamente de 10 a 12 años, aunque varía mucho de un paciente a otro. Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria, trastornos del lenguaje, de la conducta y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas (neuronas) mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian. Aún hoy no se conoce la causa que la produce ni existe un tratamiento eficaz. Suele aparecer a partir de los 65 años, aunque también puede presentarse entre gente más joven. Es la causa de demencia más frecuente entre las personas ancianas. Su nombre se debe a Alois Alzheimer, un patólogo y psiquiatra alemán que presentó el hallazgo sobre la enfermedad en 1906.
Factores de Riesgo.
Los factores de riesgo son varios: edad avanzada, sexo femenino, analfabetismo, antecedentes médicos de diabetes, tabaquismo, hipertensión, aumento del colesterol, depresión, menopausia, factores genéticos hereditarios, y otros. La edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir la enfermedad de Alzheimer, Entre el dos y tres por ciento de los menores de 65 años muestran signos de la enfermedad, mientras sube hasta el 25 y 50 por ciento en los mayores de 85 años. En lo que respecta al género, la tasa de incidencia en mujeres es mayor que en hombres, con valores de de 13,1 y 6,9 por 1000, respectivamente. Es importante destacar que aunque en una minoría de pacientes se puede presentar en edades menores a 60 años, en estos casos específicos intervienen en orden de importancia las características genéticas del individuo seguida por los otros factores de riesgo ya mencionados.
Evolución Clínica.
Aunque la forma de aparición de la enfermedad puede ser muy variada y no existe un patrón único, los trastornos de la memoria suelen ser el síntoma inicial y dominante. Alguno de los síntomas que pueden sugerir la presencia de enfermedad de Alzheimer son pérdida progresiva de memoria, fallas en la atención, dificultades para realizar tareas habituales, problemas con el lenguaje, desorientación en tiempo y espacio, disminución del juicio, cambios de humor o comportamiento. En el ámbito familiar y sociolaboral suele aparecer dificultad para tomar decisiones, carencia de iniciativa y motivación, signos de depresión o agresividad, pérdida del interés por los pasatiempos y aficiones previas. Con frecuencia el estadío inicial de la enfermedad puede pasar desapercibido. La evolución es lenta y progresiva y se presentan en tres fases sucesivas, que son:
Fase inicial.
Con una sintomatología ligera o leve, el enfermo mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión cuando se trata de tareas complejas. Las lagunas en la memoria, los problemas de comunicación o la dificultad para realizar tareas cotidianas constituyen señales del primer estadio. La medicación busca paliar la depresión que comporta para el afectado, favorecer el sueño cuando resulta afectado y potenciar el funcionamiento de las neuronas cerebrales.
Durante este periodo es preciso fomentar una vida normalizada y planificada del enfermo, tratando de evitar situaciones tristes o imprevistas que puedan alterarlo y cuidar la alimentación, rica en fibras y proteínas. Asimismo, hay que respetar su autonomía y hacerle sentir útil. El apoyo de las asociaciones de familiares resulta esencial para conocer recursos, formarse en el cuidado y recibir asistencia psicológica.
Fase intermedia.
Con síntomas de gravedad moderada, en la que el enfermo depende de un cuidador para realizar las tareas cotidianas. El afectado olvida parte de su pasado y también hechos recientes o no los comprende. La agnosia, es decir, el no reconocimiento de personas ni cosas, puede aumentar hasta el punto de negar los parentescos de los más cercanos, aunque sí pueda sentir las manifestaciones de afecto. También abandona sus actividades cotidianas y su autonomía fuera del hogar e, incluso, padecer cambios en su carácter, volverse más violento o, al contrario, dócil y sumiso.
Hay que cuidar la alimentación y potenciar el ejercicio físico, mantener las rutinas establecidas en la anterior etapa y procurar una comunicación sencilla. A menudo, es preciso el apoyo de instituciones, incluso, estudiar el ingreso en una residencia especializada.
Fase final o terminal.
Es un estado avanzado de la enfermedad, donde el paciente es completamente dependiente. El enfermo pierde todas sus capacidades físicas y mentales, la agnosia se hace extrema, no controla su cuerpo y apenas puede realizar actividad alguna, permaneciendo tumbado o sentado. La comida, muy energética, ha de ser triturada en purés, papillas y atoles porque no puede masticar.
Una correcta higiene, frecuentes cambios posturales y el empleo de cojines y colchones adecuados impide la formación de escaras. La atención del enfermo sigue precisando afecto y cuidados especializados, ya sea mediante la ayuda domiciliaria o, cuando lo precise, su internamiento en un centro calificado.
Tratamiento.
El diagnóstico oportuno y temprano y la participación de la familia pueden hacer que la evolución de la afección sea diferente en cada paciente. En la actualidad no existe cura para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de progresión de la enfermedad y sus síntomas. Se ha probado la eficacia de fármacos anticolinesterásicos que tienen una acción inhibidora de la colinesterasa, la enzima encargada de descomponer la acetilcolina, el neurotransmisor que falta en el Alzheimer y que incide sustancialmente en la memoria y otras funciones cognitivas. Con todo esto se ha mejorado el comportamiento del enfermo en cuanto a la apatía, la iniciativa y la capacidad funcional y las alucinaciones, mejorando su calidad de vida. Sin embargo, es preciso remarcar que la mejoría obtenida con dichos fármacos es discreta, aunque si la terapia se aplica en estadios tempranos de la patología, estos fármacos podrían ayudar a la persona con Alzheimer a mantener sus funciones cognitivas y su independencia por más tiempo.
Estadísticas Mundiales.
Todos los años se detectan 4,6 millones de nuevos casos en el mundo, uno cada siete segundos. Se estima que más de 30 millones de personas presentan algún tipo de Demencia, de las cuales el Alzheimer es la más común, El número de personas con demencia esta proyectado aumentar a 81 millones para el año 2040 y en el 2050, se rondarían ya los 100 millones de pacientes; es decir, una verdadera epidemia.
La enfermedad, que es mucho mas frecuente a partir de los 60 años de edad, tiene su mayor impacto a nivel mundial debido al aumento de la esperanza de vida de la población, la cual envejece rápidamente. Las enfermedades crónicas son las causas principales de muerte en todas las regiones del mundo exceptuando África. El Alzheimer afecta principalmente la calidad más que el tiempo de vida, y es la causa más importante de necesidad de cuidado en las personas mayores. El costo directo de cuidar a una persona con Enfermedad de Alzheimer, excede el costo de las enfermedades cardiacas, cáncer y trombosis combinadas.
Estadísticas de Venezuela.
El Grupo de Investigación Internacional de Demencia 10/66, determinó que en Venezuela, la prevalencia estimada de la enfermedad tipo Alzheimer en personas mayores de 60 años está alrededor del 7%. El doctor Aquiles Salas, miembro de la Fundación Alzheimer de Venezuela y principal investigador del referido Grupo en el país, señala que el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es cada vez más común en la población venezolana con edades superiores a los 65 años. Para el año 2010 Venezuela contaba con más de dos millones y medio de adultos y adultas mayores de 60 años, lo que equivale a que un 7%, es decir casi 180.000 personas podrían padecer algún tipo de demencia o problemas de memoria característicos de la tercera edad (u otra discapacidad intelectual), Si se considera que cada núcleo familiar tiene en promedio 5 personas y que la presencia de un adulto o adulta mayor con demencia afecta de una u otra manera su entorno familiar, entonces alrededor de 900.000 personas en el país se ven afectadas, sin contar con el impacto en la comunidad debido a los problemas que el paciente pueda acarrear en su entorno vital y social.
El mayor porcentaje de estos adultos mayores que por su condición necesita de cuidados especiales, está ubicado en las grandes ciudades del país. La enfermedad, puede ser una bomba de tiempo, si las autoridades e instituciones del Estado Venezolano no adoptan políticas públicas para enfrentar el envejecimiento de la población y atender el problema.
Biografía del Dr. Alois Alzheimer
(Marktbreit, actual Alemania, 1864-Breslau, id., 1915)
Aloysius, hijo del notario Eduard Alzheimer y su segunda esposa Theresia, nació temprano en la mañana del 14 de Junio de 1864 en su casa de Ochsenfurter Strasse 15a, en Marktbreit, un tranquilo pueblo vinícola muy cerca de Wurzburg, la ciudad importante más cercana en el centro de Alemania. Su casa natal, puede ser visitada pues hoy está convertida en un pequeño museo y propiedad de la compañía farmacéutica Lilly.
Alois tuvo dos hermanos, Karl y Johanna. Comenzó su educación en su propio pueblo, completándola en Aschaffenburg en 1883, donde su certificado final reportaba "un conocimiento superior en ciencias naturales".
Estudió medicina en Berlín, Tubingen y Wurzburg. En Berlín asistió a clases de anatomía dictadas por Wilhelm Waldeyer-Hartz, el patólogo que posteriormente acuñaría el término "neurona". Egresó de Wurzburg obteniendo su grado médico en 1888 en la Julius-Maximilians-Universität, con una tesis doctoral titulada "Sobre glándulas ceruminosas del oído" que escribió bajo supervisión del fisiólogo e histólogo suizo Rudolf Albert von Kolliker, lo que le permitió a su vez procesar sus primeras láminas histológicas.
En diciembre de 1888, Alois Alzheimer comenzó su carrera profesional como médico asistente en el Hospital Municipal de Lunáticos y Epilépticos en Frankfurt am Main, establecimiento inaugurado en 1864 y que estaba bajo la dirección de Emil Sioli. Aquí comenzó su educación en psiquiatría y surgió su posterior interés en neuropatología. Por una coincidencia afortunada, al año siguiente se integró a trabajar al mismo asilo el distinguido neurólogo Franz Nissl, quien posteriormente emigraría a una posición de jefatura en Heidelberg.
Nissl y Alzheimer se embarcaron juntos en una extensiva investigación de la patología del sistema nervioso, estudiando en particular la anatomía patológica y normal de la corteza cerebral, trabajo que dio origen a un tratado de seis volúmenes denominado "Estudios Histológicos e Histopatológicos de la Corteza Cerebral", publicado entre 1906 y 1918.
Alzheimer concentró sus esfuerzos sobre el material morfológico de los pacientes, mientras que Nissl desarrollaba estudios experimentales sobre reacción de las células nerviosas a la sección de sus axones. Probablemente Nissl fue el más innovador de los dos, pero su imaginativo entusiasmo fue complementado por la capacidad deductiva de Alzheimer, quien además ya poseía una avanzada técnica para histología experimental.
Entretanto, en abril de 1894, Alois Alzheimer se casó con la viuda Cecilie Simonette Nathalie Geisenheimer, con quien tuvo tres hijos, un hombre y dos niñas. Su hija Gertrudis se casó posteriormente con Georg Stertz, médico polaco que llegó a ser jefe de psiquiatría en Munich. Se ha dicho que Alzheimer asistió médicamente al primer esposo de Cecilie, quien era un adinerado banquero que padecía de sífilis y a su vez paciente del connotado Wilhelm Heinrich Erb; con el patrimonio heredado Alzheimer dispuso de suficiente autonomía económica para financiar sus textos y publicaciones.
Además de su gran contribución a la neuropatología y neurobiología del envejecimiento su trabajo como investigador incluyó artículos en otros tópicos, como parálisis progresiva luética, arterioesclerosis del cerebro, alcoholismo y epilepsia. Adicionalmente, fué un renombrado psiquiatra forense de la época.
Con respecto al término "Enfermedad de Alzheimer" éste se origina en el registro del caso de una paciente de 51 años de edad llamada Auguste D. quien había sido ingresada al Hospital de Frankfurt el 25 de noviembre de 1901, con signos de demencia. El propio Alzheimer examinó a la paciente y de su puño y letra está escrito lo siguiente:
"ella permanece sentada en la cama con expresión de impotencia. Le pregunto: ¿cuál es su nombre? Auguste. ¿Y su apellido? Auguste. ¿Y el nombre de su esposo? Auguste, yo pienso. ¿El de su marido? Ah, mi marido? ( ella mira como si no comprendiera la pregunta ). ¿Está usted casada? con Auguste. ¿Sra. D.? Sí, con Auguste D".
Posteriormente, en 1903 Alois Alzheimer dejó Frankfurt y después de una corta estadía en Heidelberg, se trasladó a Munich para continuar sus actividades médicas y científicas en la Clínica Psiquiátrica Real, siguiendo a su director Emil Kraepelin, una de las mayores personalidades de la psiquiatría biológica alemana. Cuando Auguste D. falleció en abril de 1906, a causa de una septicemia derivada de úlceras de decúbito, su cerebro le fué enviado al Dr. Alzheimer desde Frankfurt por E. Sioli.
Bajo su supervisión, el Laboratorio Anatómico establecido en esta clínica de Munich llegó a ser uno de los centros líderes de la investigación histopatológica contando entre sus estudiantes a grandes médicos y científicos, como Hans-Gerhard Creutzfeldt, Alfons Jakob, Constantin von Economo, Ludwig Merzbacher, Gaetano Perusini y F.H. Lewy, entre otros.
Con ocasión del "37° Encuentro de Psiquiatras del Sureste de Alemania" sostenido en Tubingen el 3 de noviembre de 1906, A. Alzheimer reportó en forma oral el caso de su paciente. El título de su presentación fue "Una enfermedad característica del córtex cerebral". La descripción neuropatológica completa fue publicada al año siguiente en Allgem Z Psychiatr Psych-Gerich Med.
Posteriormente, quien le dio el nombre de Enfermedad de Alzheimer a esta nueva entidad clínica y patológica fue Emil Kraepelin, quien asignó este término a la demencia presenil en la octava edición, de 1910, de su texto Psychiatrie: Ein Lehrbuch fur Studierende und Artze.
El 16 de Julio de 1912, A.Alzheimer fue nombrado Director de la Clínica de Psiquiatría y Neurología en la Universidad Silesian Friedrich-Wilhelm en Breslau (Wroclaw ), Polonia, por un decreto firmado por el Emperador Guillermo II de Prusia.
En su viaje a Wroclaw, A.Alzheimer contrajo una tonsilitis que se complicó con artritis y nefritis y desde entonces nunca recuperó bien su salud. Desde octubre de 1915 hacia adelante, Alzheimer comenzó a permanecer más en cama hasta que finalmente falleció víctima de una endocarditis reumática e insuficiencia renal el 19 de diciembre de 1915, en Breslau, a la edad de 51 años. Hoy sus restos descansan en el cementerio principal de Frankfurt am Main, junto a su esposa quien ya había sido sepultada allí el 28 de Febrero de 1901.
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